La enfermedad de Parkinson es una condición neurodegenerativa y progresiva cuyas causas genéticas y ambientales están en el foco de la investigación biomédica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Parkinson afectaba en 2019 a más de 8.5 millones de personas y su prevalencia se ha duplicado en los últimos 25 años1.
El paciente con la enfermedad de Parkinson puede tener signos motores (lentitud en el movimiento, cambio en la marcha y postura, rigidez) y no motores (depresión, ansiedad, trastorno del sueño, estreñimiento, demencia). La progresión de la enfermedad varía de persona a persona, la variante de la enfermedad y la edad del paciente al comienzo de los síntomas. La enfermedad de Parkinson tiene un comienzo insidioso y los síntomas típicos se evidencian después de años o décadas de un período asintomático, cuando ya hay una pérdida de gran parte de la población de las neuronas dopaminérgicas.
Al día de hoy es difícil determinar las causas de la enfermedad de Parkinson, aunque se han evidenciado factores genéticos y ambientales implicados en la aparición y progresión de la misma. Desde el punto de vista de la patogénesis, podemos clasificar la enfermedad de Parkinson en dos grandes grupos:
- Parkinson familiar o hereditario, con componente genético demostrado e involucrado en la forma juvenil o de aparición temprana (early onset Parkinson Disease – EOPD).
- Parkinson esporádico o idiopático, que es multifactorial, generado por la interacción de genes y medioambiente. Es el responsable de la mayoría (85%) de los casos.
Parkinson familiar
El Parkinson hereditario está implicado en aproximadamente un 15% de los casos, aunque en algunas poblaciones es mucho mayor2. Desde el descubrimiento de mutaciones en el gen SNCA en 1997 hasta el reciente descubrimiento del gen RAB32 en 20243 se ha avanzado mucho en la investigación sobre las base genéticas de la enfermedad de Parkinson.
Haciendo una consulta en el sistema GNU Health4 sobre la base de datos de UniProt5, resultan más de 140 variantes naturales involucradas en la enfermedad de Parkinson.
La variante familiar de la enfermedad de Parkinson tiene una transmisión mendeliana / monogénica, con patrones autosómico dominante y autosómico recesivo. Algunos de los genes involucrados en el patrón autosómico dominante son LRRK2, SNCA, VPS35 y el RAB32 (descubierto en 2024). En el caso de Parkinson familiar con patrón de autosómico recesivo destacamos los genes PINK1, PRKN y PARK7, que están involucrados en la enfermedad de Parkinson juvenil (early onset), que suele debutar antes de los 50 años.
Parkinson esporádico y el rol del exposoma
Si bien – y como he comentado en el apartado anterior – hay formas hereditarias de la enfermedad de Parkinson, la variante más común es la esporádica (idiopática), donde la enfermedad es producto de la interacción entre los genes y el medioambiente.
Distintos estudios han encontrado agentes etiológicos en la aparición de la enfermedad de Parkinson. La polución en las ciudades, exposición a metales pesados y pesticidas son algunas de las causas medioambientales más estudiadas.
Un capítulo especial merece el de los pesticidas. Los pesticidas son un grupo de sustancias que frenan o matan plantas (herbicidas), insectos (insecticidas), roedores (raticidas) u hongos (fungicidas). Merece un capítulo especial porque este tipo de sustancias tienen un impacto protagónico en el exposoma. Por mucho que la industria agroquímica nos intente convencer de lo contrario, estas sustancias son biocidas, están destinadas a destruir la vida de manera poco selectiva, afectando negativamente al suelo, las aguas y la salud de la naturaleza y de todos sus habitantes, incluyendo el ser humano. Para tener una idea del uso de los pesticidas, en el 2001 se emplearon más de 5 billones (5,000,000,000) de libras6, 2.28 millones de toneladas de pesticidas en el mundo. Estos métodos de destrucción masiva se utilizan en la agricultura, especialmente en la agricultura extensiva. Son métodos crueles, cortoplacistas y poco selectivos (los roedores son mamíferos) y están detrás de la desaparición de grandes polinizadores como en el caso de las abejas. También generan resistencia de organismos y están muy lejos de ser el modelo ético o productivo a seguir.
El eje microbiota-intestino-cerebro y la enfermedad de Parkinson
La alteración de la microbiota, disbiosis intestinal y su relación en la patogénesis de la enfermedad de Parkinson ha tomado relevancia en los últimos años. Es una teoría que va en la línea con la hipótesis de Braak, donde la enfermedad de Parkinson se inicia en el sistema nervioso entérico y que «asciende» al cerebro por medio del nervio vago y glosofaríngeo7. Braak observó agregados citoplasmáticos patológicos de la proteína α-synucleína (cuerpos de Lewy) en neuronas del intestino mucho antes que los clásicos signos motores aparecieran. Este daño en el sistema nervioso entérico sería compatible con los signos no motores de la enfermedad, como el estreñimiento y pérdida del sentido del gusto y olfato y que se transmitirían de manera inter-neuronal por el eje microbiota-intestino-cerebro con mecanismos de enfermedad priónica8, y que estaría involucrado en el origen y/o progresión de la enfermedad de Parkinson9.
En resumen, la enfermedad de Parkinson es una patología compleja que puede tener orígenes genéticos, pero que en la mayoría de los casos responde a la combinación de interacción entre genes y el medioambiente o exposoma, con mecanismos que incluyen la inflamación, estrés oxidativo y disfunción mitocondrial, entre otros. La hipótesis Braak, donde noxas exógenas entran a través de la cavidad nasal y generan un efecto cadena comenzando en el sistema digestivo y posteriormente al cerebro pone de manifiesto el rol de la contaminación ambiental, dieta y exposoma en general en el origen y desarrollo de la enfermedad.
En casos de Parkinson juvenil o de historia familiar, es preciso un estudio y asesoramiento genético actualizado. En cualquiera de las variantes de la enfermedad, el tratamiento debe apuntar a mejorar la calidad de vida del paciente, incluyendo terapias farmacológicas y no farmacológicas, siempre evitando el «encarnizamiento terapéutico» que tanto daño genera al paciente y a sus familiares. No hay un paciente de Parkinson igual, por lo que es imprescindible una medicina personalizada para cada persona.
- World Health Organization. Parkinson Disease. 9 – Agosto 2023
https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/parkinson-disease ↩︎ - Genetic study of early-onset Parkinson’s disease in the Malaysian population
Tay, Yi Wen et al.
Parkinsonism & Related Disorders, Volume 111, 105399
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37209484/ ↩︎ - Uncovering the genetic basis of Parkinson’s disease globally: from discoveries to the clinic. Lim, Shen-Yang et al.
The Lancet Neurology, 2024.
https://www.thelancet.com/journals/laneur/article/PIIS1474-4422(24)00378-8/fulltext ↩︎ - GNU Health. The libre digital health ecosystem. https://www.gnuhealth.org ↩︎
- The UniProt Consortium. https://www.uniprot.org ↩︎
- Hatcher JM, Pennell KD, Miller GW. Parkinson’s disease and pesticides: a toxicological perspective. Trends Pharmacol Sci. 2008 Jun;29(6):322-9. doi: 10.1016/j.tips.2008.03.007. Epub 2008 Apr 29. PMID: 18453001; PMCID: PMC5683846.
https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC5683846/: ↩︎ - Huang Y, Liao J, Liu X, Zhong Y, Cai X, Long L. Review: The Role of Intestinal Dysbiosis in Parkinson’s Disease. Front Cell Infect Microbiol. 2021 Apr 22;11:615075. doi: 10.3389/fcimb.2021.615075. PMID: 33968794; PMCID: PMC8100321. ↩︎
- Gut–Brain Axis: Potential Factors Involved in the Pathogenesis of Parkinson’s Disease
Chao Yin-Xia , Gulam Muhammad Yaaseen , Chia Nicholas Shyh Jenn , Feng Lei , Rotzschke Olaf , Tan Eng-King
Frontiers in Neurology, volume 11, 2020
https://www.frontiersin.org/journals/neurology/articles/10.3389/fneur.2020.00849 ↩︎ - Travagli, R.A., Browning, K.N. & Camilleri, M. Parkinson disease and the gut: new insights into pathogenesis and clinical relevance. Nat Rev Gastroenterol Hepatol 17, 673–685 (2020). https://doi.org/10.1038/s41575-020-0339-z ↩︎